¿Qué se pierde en las traducciones de textos religiosos?

23 febrero, 2010

Algo así se preguntaban ayer en The Guardian, donde en un interesante artículo reflexionaban acerca de la traducción de la Biblia cristiana, pero también del Corán que ha sido traducido a múltiples lenguas a lo largo de los siglos. El hecho de que existan unos textos canónicos en lenguajes más o menos extintos no ayuda a unificar el significado de estos libros, ya que se enfrentan al problema de la correspondencia perfecta entre las dos lenguas.

Estas traducciones, además, están influidas por el contexto en el que han sido realizadas, por lo que son fruto de la ideología de la persona que las hace, así como de los matices que se quieren introducir. A lo largo del tiempo incluso se han librado batallas en torno a las traducciones de estos libros ya que el que tenía la llave de su mensaje podía utilizar este poder para dominar a los seguidores de esa fe.

En mi opinión es complicado conservar el espíritu en el que fueron escritos estos textos y son en sí mismos un reto para los traductores. Eso sí, yo no creo que sea imposible trasladarlos de una lengua a otra, buscando las fuentes adecuadas y hablando con los expertos que saben a qué se refiere cada capítulo.


La Piedra Rosetta, un mito para los traductores

5 febrero, 2010

La Piedra Rosetta.Los que vivimos en Madrid estamos de suerte, ya que en Plaza de Castilla tenemos una exposición muy interesante llamada «Los tesoros de las culturas del mundo». Lo que más me gustó de todo fue poder reencontrarme de nuevo con la Piedra Rosetta, una pieza clave idolatrada a partes iguales por traductores y arqueólogos.

La Piedra Rosetta siempre me gustó, no sólo por su belleza negra grabada y llena de inscripciones sino también por todo lo que significa. La losa, descubierta en el siglo XVIII por el francés Pierre-François Bouchard contiene inscripciones en griego, en escritura jeroglífica egipcia y en escritura demótica egipcia. Esta característica permitió que el egiptólogo Jean-François Champollion (1790-1832) la descifrara totalmente, con lo que se pudieron descifrar toda clase de inscripciones en los monumentos del antiguo Egipto.

El texto escrito en griego antiguo comienza así: «El nuevo rey, habiendo recibido el reino de su padre…». Narra una sentencia de Ptolomeo V, describiendo varios impuestos que había revocado, ordenando además que la estela se erigiese y que el decreto fuese publicado en el lenguaje de los dioses (jeroglíficos) y en la escritura de la gente (demótica).

Si os animáis a verla, ya sabéis que estará en Madrid hasta finales de mayo.