La semana pasada, la Real Academia Española dictó algunas nuevas normas para, como ellos dicen «adaptarse al uso que le damos los hablantes a la lengua». Así, la Y pasa a llamarse Ye y la B se llamará be en todos los países hispanohablantes. Además, hay toda una serie de normas que han sido documentadas en diversos medios de comunicación.
En la calle el debate está servido, pero en las agencias de traducción como la nuestra la política es clara: nos atendremos a las normas mientras el cliente no solicite lo contrario. Creemos que la corrección lingüística es algo que tenemos que cumplir día a día, por lo que solemos estar al tanto de estos cambios.
¿Vosotros cómo lo habéis vivido?