Cuando fundé Traducciona, tenía muy claro que me gustaba mi profesión y que podía ayudar a los demás a entenderse aunque no tuvieran ningún idioma en común. He aquí las ventajas que le veo a la profesión de traductor tal y como la entiendo yo:
– Utiliza tus habilidades para ganarte la vida: he pasado años estudiando idiomas y ahora me llena de orgullo poder vivir de una cosa que se me da bien.
– Es un trabajo interesante: cada vez que entra en la agencia un encargo nuevo, nos da la oportunidad para aprender una disciplina diferente o recordar otras que sean de la misma temática.
– Es una oportunidad para ser creativos, si somos buenos escritores y no nos dedicamos a las traducciones literales (que por otra parte no interesan al cliente). Un buen traductor debe hacer que el texto nuevo «respire» por sí mismo y que no se note que está traducido.
– La recompensa de un trabajo bien hecho del que tú eres responsable.